Dime si te gusta hijo…
Ese jovencito había tenido la osadía de robarle la tarjeta a su padrastro, era imperdonable. Aquello se merecía un castigo ejemplar y no se iba a hacer de esperar. Comenzó a azotarle, pero al sentir su joven y duro culo bajó sus pantalones y le metió el dedo en su ano. Le preguntó si le gustaba, pero los gemidos del chico eran suficientes para confirmarlo. El padrastro sacó su verga bien dura tras desnudar al muchacho y mientras se comía su culo pensaba en el placer que supondría metérsela. No se demoró demasiado, perforó el culo de su hijastro para hacerle disfrutar más que en toda su vida.